Tal parece que les diremos adiós a las calderas de gas y eso puede ser una mala noticia; lo bueno es que no será tan pronto. Ya la UE ha establecido los lineamientos de cómo será este proceso de sustitución de sistemas de calefacción por otros más eficientes. Conozcamos el plan y las reacciones que ha provocado.
Un largo adiós a las calderas de gas
A partir de este 01 de enero de 2025 comenzará un lento adiós a las calderas de gas, porque ya no tendrán subvención. Desde esa fecha, la UE ha establecido que, si tu actual sistema se avería, ya no recibirás ninguna subvención para repararlo.
En ese sentido, y en concordancia con los lineamientos de Desarrollo Sostenible 2030, todos aquellos sistemas que funcionen con combustibles fósiles tienen sus días contados. Se deben sustituir progresivamente por otras formas más sostenibles de calefacción, como por ejemplo, las bombas de calor.
Aparte de estas bombas, ya existen otras tecnologías que incorporan energías renovables. Por lo tanto, la idea es que para 2035 ya no existan calderas que usen gasóleo, gas natural o carbón.
De igual manera, las nuevas edificaciones deben ser climáticamente neutrales para el 2030. El objetivo es claro: reducir hasta en un 55 % las emisiones contaminantes que causan el efecto invernadero.
¿Qué haremos con las calderas de gas?
Entonces, ¿qué va a pasar con las calderas a partir de este año? Sencillo: ya el Parlamento Europeo determinó que las ayudas para reparaciones de calderas quedan sin efecto en este 2025. Las ayudas quedarán solo para cambiar a nuevas calderas impulsadas por energías sostenibles.
Entre estos sistemas más eficientes se encuentran las instalaciones térmicas, cuya fuente es la energía solar, y las bombas de calor. Aparte de esto, todos los edificios públicos o propiedad del Estado, deberán estar clasificados como climáticamente neutros a partir del 2028.
Dicha clasificación se regirá por un baremo de uso común en la UE en el que se lleva registro de las emisiones. Debe usarse desde la construcción de las edificaciones y durante toda la vida útil de la edificación.
En cuanto a los monumentos y edificios de uso agrícola, esta normativa tendrá sus excepciones. Por su parte, los edificios de residencia nuevos y los que requieran modificaciones importantes, deberán instalar calentadores eléctricos.
El próximo paso
Ante este panorama, ¿qué va a sustituir a las calderas de gas? Hay dos alternativas: las bombas de calor, que funcionan con electricidad, y las bombas híbridas, que incorporan también placas solares.
Dichos sistemas híbridos sí gozarán de subvenciones, así como las bombas de calor. Todos estos sistemas serán obligatorios en las nuevas edificaciones desde el año 2030.
En ese sentido, las bombas de calor (o aerotérmicas) son muy eficientes porque aprovechan la energía presente en el aire o en el agua con las que funcionan. Su diseño capta el calor que genera el aire y lo aprovecha para ser inyectado al calefactor. En el sentido inverso, sirve como aire acondicionado.
Por su parte, las de esquema aire-agua también aprovechan el vapor generado por el agua. Gracias a que funcionan con electricidad contaminan menos que las de combustibles fósiles.
Conclusión
Definitivamente nos dirigimos hacia sistemas de calefacción más sostenibles, así que tenemos que decir adiós a las calderas de gas. En el transcurso de los próximos 10 años estos sistemas deben desaparecer.
Simplemente, debes decidirte desde ya a migrar hacia calderas menos contaminantes y más amigables. Será una relación ganar-ganar en la que ahorrarás para calentar la casa y promoverás los esfuerzos por un entorno más limpio y saludable.