En un mundo acelerado y lleno de responsabilidades, el estrés se ha convertido en un compañero constante para muchos. Aunque un nivel moderado de estrés puede motivarnos, el exceso puede afectar nuestra salud y bienestar
La diferencia principal entre el estrés común y el estrés más fuerte (crónico) radica en la intensidad y la duración.
Estrés común: Surge ante situaciones específicas, como una fecha límite o un examen. Es temporal y desaparece una vez que la causa se resuelve. Puede incluso ser motivador en pequeñas dosis.
Estrés crónico o severo: Es constante y puede ser resultado de problemas graves, como dificultades económicas, conflictos familiares o enfermedades. Puede causar efectos negativos prolongados en la salud mental y física, como ansiedad, insomnio, presión alta o depresión.
Lo que me contó una amiga
Ella estaba pasando un momento muy oscuro, y me contó algunas situaciones por las que vivió. «Si alguien pasó lo mismo que yo, no voy a sugerir las cosas que la gente», me dijo.
Tonterías como:
“Me gusta escuchar mis canciones favoritas».
«Simplemente me gusta sentarme en mi puf favorito y perderme en un buen libro».
«Simplemente cierro los ojos y cuento hacia atrás desde 100 mientras recuerdo todos mis recuerdos favoritos».
«Respiro profundamente mientras concentro mi chakra interior»
«Utilizo mi juguete sensorial favorito para distraerme o cualquier otra tontería».
Si estás hablando de estrés persistente en la vida real, familiar, financiero o laboral, simplemente una calamidad ruinosa implosiona a tu alrededor todo el tiempo, nada de eso funcionará, porque no es un estrés superficial lo que va a desaparecer de la respiración…
«¿Estás bromeando, terapeuta? ¡Me estás diciendo que respire para deshacerme del estrés! Estoy aquí teniendo un ataque de nervios, vomitando varias veces al día y temblando tanto que ni siquiera puedo usar mi teléfono». Así estaba mi amiga.
Cómo lo superó
Le pedí que me lo cuente.
-De todos modos, para mí, personalmente, tuve que superar lo que sentía que era el estigma de ir a un psiquiatra porque mi médico habitual no me recetaba ningún tipo de “medicamento para la cabeza”. Cometí el error de decirles que me estaba sobremedicando con alcohol, lo cual funcionó hasta que dejó de funcionar y tuve que dejar de hacerlo porque me estaba desmayando demasiado.
-Luego el estrés volvió con toda su fuerza y le provocó una crisis nerviosa. De repente tuve que hacerme pruebas de drogas para que me repusieran el Adderall porque «oh, ahora es un procedimiento estándar».
-Me llevó un tiempo encontrar la combinación correcta de medicamentos. Al principio, lo que me dieron era demasiado y me adormecía por completo. No tenía ningún sentimiento emocional, no podía sentir el estrés, la ira, el placer, la felicidad, la tristeza, nada. Esto fue mejor para mí como «trabajador», pero llegué a un punto en el que no podía soportarlo más, como si estuviera atrapada en una caja y no pudiera respirar.
-Entonces simplemente dejé de tomar los medicamentos. Lo cual fue una mala idea porque se supone que debes dejarlos gradualmente, pero estaba tomando como 5 y no podía decir cuál me estaba jodiendo más… así que eso fue malo, pero en la neblina de la abstinencia de los medicamentos psiquiátricos realmente comencé a volver a mís problemas, recuerdos malos con mis ex, problemas con mis hijos, mierda de mi infancia, todo este tipo de equipaje del que nunca me había deshecho.
¿Y qué hizo?
Me comentó: Fui a como 4 terapeutas durante un año y medio y finalmente encontré uno que realmente sabía cómo hacer su trabajo. Volví al psiquiatra y me recetó un medicamento y luego un segundo, fui aumentando la dosis gradualmente y no era un medicamento que “necesita acumularse en tu organismo” porque tienes que ir reduciéndola gradualmente durante meses, así que si reaccionas mal a él, habrás desperdiciado como 4 meses con el medicamento equivocado.
Su consejo final es este: No tomes alcohol ni drogas porque funcionarán… son demasiado buenos, pero no serán un tratamiento efectivo para el problema subyacente. Intenta encontrar un terapeuta que realmente sepa lo que está haciendo, y no escuches a la gente que dice que solo necesitas encontrar uno que se adapte a tu personalidad porque eso es como decir que necesitas encontrar un médico que se adapte a tu personalidad.
Es un trabajo que ellos deberían saber cómo hacerlo. Y no hay vergüenza en recibir medicamentos psiquiátricos que funcionarán para ti.
Y también puedes hacer esto…
Además de acudir al médico, como contó mi amiga, también es recomendable a la par hacer algunos de estas actividades que ayudarán en un estrés severo:
Rutina relajante: Dedica tiempo a actividades que disfrutes, como leer, pintar o escuchar música tranquila.
Conexión con la naturaleza: Sal a caminar en un parque o jardín para desconectar y respirar aire fresco.
Ejercicio físico suave: Actividades como yoga o tai chi pueden ayudar a liberar tensiones acumuladas.
Diario de gratitud: Escribir tres cosas positivas cada día puede ayudarte a cambiar el enfoque de los pensamientos negativos.
Conexión social: Hablar con amigos o familiares puede ofrecer apoyo emocional y perspectiva.