NutriScore es un sistema de etiquetado que se implementó en España en el año 2021. Un sistema que, ya antes de implementarse, generó mucho debate y que, hoy, sigue haciéndolo.
La idea es buena, generarlo para facilitar decisiones saludables a la hora de elegir alimentos. Sin embargo, este modelo ha sido criticado por su implementación parcial, limitaciones y un impacto que no convence a todos los sectores. Incluidos sectores sanitarios profesionales.
¿Qué es NutriScore y para qué se implantó?
NutriScore es un modelo de etiquetado de alimentos basado en una escala de cinco colores (de verde a rojo) y 5 letras (A – E). Fue desarrollado por nuestros vecinos franceses en 2017 y adoptado posteriormente por países como Bélgica y España. El modelo evalúa los alimentos según su la nutricional por cada 100 gramos o mililitros.
Este sistema asigna diferentes puntaciones negativas a nutrientes malos (azúcares, grasas saturadas y sodio) y positivas a elementos buenos (proteínas, fibra, frutas, verduras y legumbres). El resultado final determina la clasificación en una categoría, siendo A (verde) la opción más saludable y E (rojo) la menos sana.
La finalidad es la de permitir al consumidor comparar la calidad del alimento entre productos parecidos. Sin embargo, esta facilidad de interpretación también ha sido uno de sus mayores problemas.
Problemas principales de NutriScore
La finalidad es la de permitir al consumidor comparar la calidad del alimento entre productos parecidos. Sin embargo, esta facilidad de interpretación también ha sido uno de sus mayores problemas.
- Adopción limitada
A pesar de ser algo voluntario, la adopción de Nutri-Score ha sido desigual en España. Muchas marcas y productos todavía no lo han incorporado, lo que dificulta mucho hacer una comparación completa. Este dato reduce la propia fiabilidad del sistema, dejando al consumidor con información “a medias” que no siempre les deja elegir bien. - Comparación entre diferentes categorías
Una de las críticas más importantes, es que compara alimentos dentro de su misma categoría, pero no entre diferentes tipos de productos. Por ejemplo, clasifica el aceite de oliva con una D por su contenido calórico y graso, mientras que un refresco sin azúcar recibe una B. ¿Tiene esto lógica?
Esta comparación puede llevar a interpretaciones erróneas, como asumir que el refresco más sano que el aceite de oliva. Nada más lejos de lo real.
- Simplificación excesiva
Ha sido acusado de ser demasiado reduccionista. Al basarse en un algoritmo, no distingue entre grasas sanas, como las del aceite de oliva, y grasas saturadas nocivas. Esto afecta a alimentos tradicionales de la dieta mediterránea, como quesos o pescados, que reciben puntuaciones bajas. - Desencuentro con la dieta mediterránea
La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética señala que no es compatible con la dieta mediterránea. El modelo está basado en alimentos frescos y naturales y queda en desventaja frente a productos procesados que cumplen mejor con esos parámetros. - Confusión para el consumidor
Poner todo tan simplificado puede llevar a pensar que elegir productos con mejor calificación (A o B) asegura una buena dieta, dejando de lado alimentos frescos y no envasados que no tiene ese sistema, como frutas, verduras y legumbres. La verdadera salud.
NutriScore y la obesidad en España: un dato a tener en cuenta
La implantación de NutriScore en España surgió como respuesta a las cifras de obesidad. Más de la mitad de los adultos la presentan, con un 16 % de obesidad, según la Encuesta Europea de Salud de 2020. En niños, la cosa no es mucho mejor: el 17,3 % de los menores de 6 a 9 años tiene cierto grado de obesidad.
El etiquetado es una herramienta en la lucha contra esta epidemia, pero su impacto depende de dos cosas: que se entienda bien por parte de los consumidos y que deje de hacerse “a medias”. Algo que no funciona ni funcionará.
En resumen, aunque ha supuesto un avance a hora de simplificar la información nutricional, sus limitaciones y esa implementación que no llega del todo, dificulta las cosas. El sistema, tal y como está ahora, no consigue hacer su cometido.