En una época donde los ciudadanos del mundo están tomando mayor conciencia sobre el calentamiento global, las energías limpias se han posicionado como alternativas prometedoras a los combustibles fósiles. Sin embargo, este avance podría verse obstaculizado por las políticas arancelarias de Trump, las cuales pueden encarecer los componentes y equipos necesarios para su desarrollo.
La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles a sus principales socios comerciales, Canadá, México y China, ha causado un terremoto en los mercados financieros. Parece anunciar un cambio en los Estados Unidos, que pasa de la globalización a otro centrado en las protecciones nacionalistas. Y, aunque es temprano para sacar conclusiones, puede significar el inicio de una guerra comercial global y el reordenamiento de los bloques económicos.
Donald Trump y las energías limpias
Es público y notorio que el presidente Trump no ha destacado por apoyar las iniciativas orientadas a combatir el cambio climático. De hecho, en su campaña política prometió desmantelar regulaciones orientadas a la disminución de la huella de carbono, que él considera innecesarias y burocráticas.
Muchos expertos en geopolítica han indicado que la política interna del presidente se basará en su promesa electoral de reducir los costos energéticos en los Estados Unidos. Con ello no solo espera aliviar el presupuesto de sus gobernados, golpeados por una inflación importante, sino hacer más competitivo el parque industrial instalado en dicho país.
Si bien los Estados Unidos es uno de los países que mejor aprovechan las energías limpias, es una realidad que dicho país posee elevadas reservas de energía fósil. Y el nuevo presidente norteamericano pretende aprovechar dichas reservas a un nivel sin precedente, sobre todo con la explotación del gas natural licuado (GNL). No hay que olvidar que durante su anterior mandato fomentó la práctica de la fracturación hidráulica (fracking), haciendo caso omiso a las advertencias sobre lo contaminante que esta resulta.
En resumen, aunque Donald Trump no es enemigo de las energías limpias, tampoco es un entusiasta de las mismas. Y ha prometido darle un fuerte impulso a la explotación de los combustibles fósiles aun cuando ello implique derogar normativas tendientes a la protección del ambiente.
Las políticas arancelarias de Trump vs. el avance de las energías limpias
Por ahora, el actual presidente de Estados Unidos no ha apuntado su política arancelaria a un sector en especial y ha colocado aranceles generales a todos los productos importados de China, Canadá y México. Esto, a excepción del petróleo canadiense, que ha recibido aranceles de menor cuantía que los restantes productos importados desde dicho origen. Y ha insistido en que pronto impondrá aranceles a las importaciones provenientes de la Unión Europea.
Estas políticas arancelarias de Trump pueden impactar de forma negativa el avance de las energías limpias, tanto en Estados Unidos como en el resto de los países. Esta medida puede encarecer la importación de paneles solares, turbinas eólicas y otros componentes esenciales para las energías limpias. Y con ello, aumentar la inversión requerida para la adquisición y mantenimiento de los sistemas que aprovechan las energías renovables.
Por otra parte, si, tal como ha sucedido en principio, los aranceles del sector de la energía fósil resultan inferiores a los de otros rubros, esto va a dificultar la competencia de las energías limpias frente a los combustibles fósiles. Además, los aranceles pueden limitar la disponibilidad de tecnologías y componentes innovadores, lo que retrasará el desarrollo y la adopción de energías limpias más eficientes y asequibles.
Y, por último, el encarecimiento de los sistemas que aprovechan las energías limpias desalentará a las empresas a invertir en dicho sector, impactando la innovación y la cooperación internacional en las energías renovables. De hecho, muchos países podrían replantearse sus metas de reducción de la huella de carbono para adaptarse a la nueva realidad económica generada por los aranceles.
En conclusión, las políticas arancelarias de Trump pueden representar un obstáculo importante para el avance de las energías limpias. Tienen el potencial de arruinar una transición energética exitosa para construir un futuro más sostenible y limpio.
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