En la búsqueda de opciones sostenibles para el hogar, las alternativas a las calderas de gas resultan soluciones muy atractivas. Estas permiten mantener durante los días fríos tanto la calefacción como el suministro de agua caliente de tu hogar, reduciendo tu huella de carbono. A continuación, puedes conocer las principales alternativas que ofrece el mercado y sus ventajas y desventajas.
Las calderas de gas tradicionales han sido durante las últimas décadas una solución popular para la calefacción y el agua caliente. Sin embargo, al funcionar con un combustible fósil, estás contribuyendo a la emisión de gases de efecto invernadero, acelerando el cambio climático. A este inconveniente se suma la volatilidad que caracteriza a los precios del gas, situación que genera incertidumbre en los presupuestos familiares.
En España, el Reglamento de instalaciones térmicas en los edificios fomenta el uso de energías renovables y tecnologías de alta eficiencia. Y la Directiva europea de eficiencia energética en edificios establece los requisitos mínimos de eficiencia energética para los edificios. Y a partir de 2025, se comenzarán a prohibir las subvenciones a calderas de gas, carbón y gasóleo en Europa.
Alternativas a las calderas de gas
Hay un conjunto de alternativas a las calderas de gas para el hogar, cada una de ellas con características particulares, que la pueden hacer más o menos apropiadas para el caso particular de tu vivienda. A continuación, puedes conocer las principales opciones disponibles en el mercado.
Bombas de calor
Las bombas de calor son consideradas una de las alternativas más eficientes y versátiles para la calefacción del hogar. Funcionan aprovechando la energía presente en el aire exterior o el subsuelo para generar calor, trasladándolo al interior de la vivienda. Son altamente eficientes, ya que aprovechan una fuente de energía renovable, y con ello, reducen significativamente el consumo de electricidad.
Una de las principales ventajas de esta opción es su versatilidad: puede proporcionar tanto calefacción como refrigeración, y adicionalmente, agua caliente. También poseen a su favor que consumen menos energía que las calderas de gas y, con ello, disminuye la huella de carbono del hogar.
Entre sus desventajas se encuentra que su eficiencia depende de la temperatura exterior, disminuyendo notablemente su eficiencia en climas extremadamente fríos. También que requieren una inversión inicial superior a la de una caldera de gas.
Calderas de biomasa
Las calderas de biomasa utilizan materiales orgánicos renovables, como pellets de madera o astillas, como combustible. Esta opción es considerada neutra en emisiones de carbono, ya que el CO2 liberado durante la combustión es equivalente al CO2 absorbido por los árboles durante su crecimiento. Por ello, contribuye a la economía circular y la gestión forestal sostenible.
Entre sus ventajas está que utiliza recursos naturales gestionados de forma sostenible y presenta un precio más estable que el del gas. En contraparte, demanda un espacio para almacenar el combustible, el cual puede no estar disponible en tu hogar.
Calderas solares
Las calderas solares funcionan captando la energía del sol a través de paneles solares térmicos. Estos paneles calientan un fluido, que puede ser agua o un líquido especial, y este fluido caliente se utiliza para generar calor para calefacción y/o agua caliente sanitaria. También pueden combinar la energía solar con otra fuente de energía, como la eléctrica, para asegurar el suministro de calor incluso en días con poca radiación solar.
Esta alternativa a las calderas de gas es ideal para aquellas zonas con una relativamente alta incidencia solar en los días fríos. Tienen la ventaja de emplear una energía limpia y gratuita, por lo que no genera emisiones de gases de efecto invernadero. Entre sus desventajas está que requiere una alta inversión inicial y que su eficiencia varía según la radiación solar.
En conclusión, las bombas de calor, las calderas de biomasa y las de energía solar térmica ofrecen alternativas a las calderas de gas, permitiendo reducir la huella de carbono de tu hogar y ahorrar costos a largo plazo. Para elegir la opción adecuada, debes considerar factores como el clima, el tamaño de la vivienda, el presupuesto y tus preferencias personales.
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