Cuando pensamos en energía solar, tenemos la imagen del típico panel solar puesto en un campo o terreno de miles de hectáreas. Sin embargo, existe una energía del espacio capaz de captar esa luz del sol… incluso cuando aquí la luna lo cubre todo.
A diferencia de los sistemas terrestres, que dependen de la luz solar intermitente y están sujetos a condiciones meteorológicas como nubes o tormentas, una central solar en el espacio puede captar luz solar de manera constante. Es decir, todo el tiempo. Al estar ubicada fuera de la atmósfera, evitará pérdidas de eficiencia que puedan estar causadas por nubes, ciclos día-noche o, peor aún, contaminación.
Estos paneles convertirán la energía captada en microondas o en rayos láser de alta potencia, rayos que serán enviados de forma inalámbrica a estaciones receptoras en nuestro planeta Tierra. Estas estaciones reconvertirán la energía en electricidad, lista para su distribución a la red eléctrica, dando de esta forma un suministro constante y estable.
Etapas del desarrollo de la energía del espacio: pruebas y despliegue
Todo esto pasará en el futuro, esa energía del espacio, vendrá, pero en varias fases diferentes. En una primera, se van a hacer pruebas de generación y transmisión de energía en órbitas bajas, con el objetivo de validarlas en un entorno espacial controlado. Se espera que estas pruebas iniciales tengan lugar en el año 2028. Como ves, no es algo que se aleje mucho en el tiempo.
Si los resultados son correctos, la siguiente fase consistirá en el despliegue de una estación solar en órbita geoestacionaria para el próximo año 2030, con una capacidad de hasta un megavatio. ¿Qué pasará después? El proyecto contempla una expansión progresiva, con el objetivo de alcanzar capacidades comparables a las de una planta nuclear moderna, generando así energía en el rango de los gigavatios.
Cohetes de gran capacidad para el ensamblaje orbital
Es uno de los mayores desafíos técnicos del proyecto: el transporte y, claro está, el montaje de los paneles solares… en el mismo espacio. Para todo esto, China está haciendo cohetes diseñados para llevar estos componentes a la órbita.
Este cohete es comparable en capacidad al Starship de SpaceX y será clave para la misión, ya que permitiría lanzar módulos solares y los sistemas de transmisión de energía sin necesidad de ensamblarlos en la Tierra. Gracias a avances en robótica, se espera que estos paneles puedan desplegarse y también ensamblarse automáticamente en el espacio.
El impacto de este proyecto en la exploración espacial es más importante de lo que podemos llegar a pensar. Para lograr una central solar orbital, va a ser necesario desarrollar nuevas tecnologías en varios campos, como pueden ser la transmisión inalámbrica de energía, la robótica para ensamblaje en órbita y también la propia gestión de infraestructuras espaciales a gran escala.
Competencia global: China, EE.UU., Europa y Japón
El concepto de estaciones solares espaciales no es, para nada, algo nuevo. La idea fue explorada en el año 1960 y popularizada en 1941 por el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov. Sin embargo, hoy en día, varios países están trabajando activamente para convertirla en realidad.
- Estados Unidos: El Instituto de Tecnología de California lanzó en 2023 la primera central solar espacial experimental y logró transmitir energía con éxito mediante microondas.
- China: Ha realizado pruebas para la transmisión de energía solar sin cables y quiere lanzar una planta experimental para 2035.
- Japón: La Agencia Espacial Japonesa busca lanzar los primeros paneles solares espaciales en el año 2025.
- Europa y el Reino Unido: La Agencia Espacial Europea y el gobierno financian estudios para evaluar la viabilidad de estaciones solares orbitales, con objetivos para 2040.
Una vez más, la realidad… supera a la ficción. En las próximas décadas, los paneles solares espaciales podrían ser una fuente clave de electricidad para la humanidad, marcando el inicio de una nueva era en la exploración espacial y la producción de energía renovable.