Un estudio sobre los árboles más antiguos de los bosques ha revelado que no solo están ahí para asombrar a todos aquellos afortunados que pueden verlos, tiene una función que va mucho más allá de lo que podemos esperar.
Y es que estos árboles juegan un papel clave para que el mundo de los bosques y su ecosistema pueda seguir creciendo. Pero aún hay más, su comunicación ha dejado al sector de la ciencia anonadado.
Los árboles más antiguos anticipan eclipses
Ciertos investigadores europeos de Italia, reunidos también con España, han descubierto que una clase de árbol como los abetos, pueden sincronizar la actividad bioeléctrica horas antes de que tenga lugar un eclipse. Este fenómeno está documentado en los Alpes Dolomitas y muestra que los árboles no solo son capaces de responder a diferentes eventos, sino que también son capaces de anticiparlo y, además, de manera coordinada. Como si de alguna manera, estuvieran conectados por una red viva. Increíble pero cierto.
Y lo más increíble no acaba aquí. Lo más increíble es que la sincronización no solo involucra el intercambio de material como puede ser el agua, también está basada en señales eléctricas. Este tipo de hallazgo sugiere, por tanto, una forma de comunicación vegetal que es mucho más profunda de lo que hemos podido llegar a pensar nunca.
Los árboles viejos como sabios del bosque
El estudio no acaba aquí. También ha puesto de manifiesto un aspecto importante. Los árboles que son más viejos responden con más rapidez que los que son más jóvenes. Este patrón de comportamiento dice entonces que los árboles más viejos pueden almacenar una especie de memoria ecológica y pueden compartir con ejemplares más jóvenes. Es decir, son una especie de maestros que actúan como bancos de memoria ecológica, que guían la respuesta colectiva del bosque ante estos eventos como pueden ser eclipses y cambios climáticos.
Un bosque que piensa como un todo
Los científicos han usado sensores que son de bajo consumo y avanzadas técnicas de análisis para así, poder ver cómo las señales eléctricas de los árboles que se sincronizan antes y durante de cada eclipse. Un comportamiento colectivo que sugiere que los bosques son sistemas inteligentes distribuidos con capacidad de coordinarse entre ellos. Algo que recuerda bastante a los enjambres de insectos.
La “wood wide web”, por fin visible
La “wood wide web” es un término importante que se usa para poder describir esa red subterránea de comunicación entre diferentes árboles. Redes que hasta solo habían sido una especie de leyenda.
Algo que ahora ya, por fin, se ha corroborado. Gracias a este gran estudio podemos ver cómo mediante datos empíricos los árboles no solo reaccionan entre sí, son capaces de comunicarse entre ellos y se anticipan a eventos. Como si fueran una gran sociedad que de algún modo, nos protege. Ahora puedes ver ese gran bosque que está en tu ciudad como una mente totalmente viva, independiente y mágica.
Por eso hoy, más que nunca, podemos ver cómo esa evidencia científica ha demostrado que los árboles viejos no son reemplazables. Si se destruye, se implica una pérdida de un sistema inteligente que ayuda a los bosques a adaptarse a diferentes cambios y eventos que pueden ocurrir como incendios o sequías.
Es un descubrimiento que no solo va a transformar de lleno la concepción que tenemos sobre el comportamiento de los árboles. También enmarca de alguna manera, que los árboles de los bosques no son organismos pasivos, se comunican, se coordinan. La vida en la Tierra es un sistema interdependiente y sorprendentemente inteligente, y es nuestra responsabilidad protegerlo para las futuras generaciones.