Nadie los esperaba. Nadie esperaba un apagón que colapsara el país en esta época. Pero sin duda nos ha hecho replantearnos muchas cosas. Entre ellas, que diversificar la energía es clave para garantizar que la energía siga fluyendo y nos permita seguir funcionando en nuestro día a día. Y, aunque la energía nuclear se ha considerado siempre una fuente confiable, ese apagón ha generado dudas, dudas sobre la necesidad de averiguar cómo reducir su dependencia.
La clave para reducir la dependencia de la energía nuclear puede ser potenciar las energías renovables.
Sin duda, el hecho de hacer una transición hacia un modo de energía donde las renovables tengan una mayor presencia va a ser la clave de todo. Sin embargo, no todo es tan sencillo. Tal y como señala un famoso investigador: Kumar V. Mahtani, con la reciente (y creciente) penetración de esta energía renovable, la propia inercia se ha minimizado, lo que se traduce en más desafíos.
¿Dónde está entonces la solución? La solución está en implementar sistemas de inercia sintética o virtual. Esta inercia es la que va a permitir a los convertidores simular el comportamiento que tienen los generadores síncronos que todos conocemos. Es así como se conseguirá estabilizar la frecuencia de la red. Todo ello, incluso, en perturbaciones importantes.
Sistemas de almacenamiento energético descentralizado frente a energía nuclear.
Para todo esto, no valen solo las palabras: desarrollar infraestructuras de almacenamiento energético a diferentes escalas va a ser algo crucial. Es así como se va a poder completar en gran medida esa inestabilidad que aún tiene la energía renovable.
Por ejemplo, las baterías de litio para un uso doméstico, los sistemas de bombeo hidráulico o las “nuevas” formas de energía, como el hidrógeno verde. Todas ellas son las que pueden almacenar la energía y conseguir sustituir o ayudar a la energía convencional en momentos de “picos” o en momentos como el vivido el pasado 28 de abril.
Redes inteligentes y gestión de la demanda colectiva
Todo ha cambiado. Hemos visto una modernización en las redes eléctricas con sistemas inteligentes que han sido capaces de gestionar la energía de manera bidireccional, desde varias fuentes, desde varios puntos de consumo. Todo esto es lo que representa una transformación.
Estas redes son capaces de detectar perturbaciones antes de que causen “males mayores”, además tienen un ajuste automático de la demanda, se puede monitorear en tiempo real y lo mejor, se integran con fuentes renovables distribuidas.
Generación de electricidad distribuida y microrredes: la clave
Este modelo, conocido como modelo centralizado con plantas nucleares, tiene, por ahora, ciertas carencias. Esa transición a un sistema que sea más distribuido necesita tiempo, necesita plantas de menor tamaño, algo que haría reducir (y mucho) el impacto de esos fallos, por suerte puntuales, que hemos visto.
Las microredes locales operan conectadas a la red principal o bien, a modo de isla cuando ocurre alguna emergencia. Esto hace que el sistema sea mucho más fuerte.
La eficiencia energética ¿El recurso más buscado en la actualidad?
Si nos ponemos a pensar, a modo algo filosófico, la energía más segura y la más limpia es aquella que no necesitamos consumir. Los programas que hay de eficiencia energética pueden reducir la demanda y, por tanto, la necesidad de hacer esas enormes plantas nucleares. De hecho, se cree que se podría reducir hasta en un 30% del consumo actual mediante medidas de eficiencia sin afectar nuestra calidad de vida.
Todo cambio requiere esfuerzo y constancia. El hecho de reducir esa dependencia de la energía nuclear, también. El camino es largo y va a necesitar inversión, planificación y, claro está… voluntad por parte de los políticos. Sea como sea, ese esfuerzo, merece la pena.