Los vemos ante nuestros ojos, parecen inmóviles. Parece que no sientan como el tiempo pasa ante ellos. Pero sin saberlo, hay una alianza subterránea que hace que ellos, los árboles estén conectados.
Como si fuera un tipo de internet natural, esta red de hongos es capaz de compartir recursos y comunicarse además de cooperar para poder enfrentar los muchos desafíos que hay en el entorno.. Es una estrategia que la naturaleza usa para garantizar que el ecosistema siga vivo.
La alianza subterránea: toda una cooperación secreta
Esa red subterránea se conoce como la “Wood Wide Web”. Esta red es capaz de conectar las raíces de los propios árboles con los diferentes hongos, que reciben azúcar de los árboles y, a cambio de eso, les dan todos los nutrientes y el agua que necesitan para vivir.
Se trata de una relación de la que depende nada menos que el 95% de las especies en el reino vegetal. Estas dependen de los hongos para acceder a diferentes nutrientes, nutrientes que no podrían ser obtenidos de otra manera en el suelo. Así que, los árboles, muy lejos de competir por los recursos (como hacemos los humanos), colaboran, creando una red que les permite resistir a sequías o suelos pobres mediante esos hilos microscópicos de los hongos. Además de eso, son capaces de enviar señales que les alertan sobre diferentes amenazas: desde insectos hasta enfermedades. Sin duda, la teoría de Darwin sobre la supervivencia del más fuerte, tiembla con este descubrimiento.
La sorprendente “doble alianza” de los árboles
En un estudio se descubrió que ciertos árboles son capaces de establecer dos tipos de relación con hongos, lo que aumenta su capacidad de adaptarse a condiciones adversas. Este tipo de fenómeno, que han llamado bigamia fúngica, es un ejemplo.
Teniendo dos aliados como estos, los árboles amplían la red que da acceso a estos recursos. En caso de que uno de los hongos no pueda dar suficiente agua, el otro actúa como respaldo. Así, esta doble alianza no solo será capaz de mejorar la resistencia de los árboles frente a esa sequía, también les permitirá “colonizar” áreas nuevas. Parece magia, pero no, es la pura naturaleza.
¿Cuál es el auténtico impacto en el ecosistema?
Hay más. El beneficio de esta red no solo se limita a los árboles. Cuando estos árboles prosperan por sus “alianzas” con los hongos, el ecosistema también se va viendo favorecido. Los suelos, así, se enriquecen con nutrientes, las flores crecen y la vida abre paso.
Así, los árboles se convierten en unos ingenieros perfectos en la naturaleza. Además de eso, algunos árboles más grandes, como los “árboles madre”, tienen un papel increíble en la red, dándoles nutrientes extra a los árboles que son más jóvenes o los que están más débiles. Así, los árboles viejos no solo son capaces de seguir viviendo, sino que también ayudan a que todo el bosque siga expandiéndose.
Aplicaciones prácticas: ¿Sería posible replicar esta estrategia?
Este descubrimiento es capaz de abrir la puerta a muchas preguntas sobre el ecosistema de los bosques. ¿Qué otras especies podrían tomar un papel importante en esto? La posibilidad de replicar esta red en la agricultura y en la propia restauración ecológica puede llegar a gestionar los paisajes y hacer que hasta los desiertos se llenen de vida.
Todo el futuro de miles de bosques puede llegar a depender de preservar estas conexiones que muchas cosas, no se ven, pero sí existen. El hecho de comprender así como aplicar este tipo de principios de cooperación puede ser clave tanto para conservar los bosques como para luchar contra el cambio climático. Palabras mayores.