Desde la época en que la ropa se lavaba a mano en ríos y riachuelos, se conoce la influencia que tiene la dureza del agua en el rendimiento de la limpieza de las prendas. Y en nuestros tiempos, elegir tu detergente de lavadora igualmente no escapa de si realizamos dicha actividad con agua dura o blanda. En las siguientes líneas te damos una serie de consejos que te permitirán seleccionar el detergente adecuado según la dureza del agua de tu hogar.
¿Cuándo es agua dura o blanda?
El agua que llega a nuestros hogares no es 100% pura, ya que contiene pequeñas proporciones de sales disueltas. Cuando las gotas de lluvia caen, disuelven algunas pequeñas partículas que flotan en el aire. Y luego, al fluir por el suelo, igualmente disuelven otros minerales presentes en las rocas. Son los diferentes minerales disueltos y sus concentraciones los que dan al agua de determinada región su característico y peculiar sabor.
En particular, la concentración de las sales de calcio y magnesio presentes en el agua determina la dureza del agua. Así, las aguas duras son comunes en las fuentes hídricas que transcurren por paisajes dominados por la piedra caliza. Es por esta razón que, en el caso de España, en las regiones orientales y las Islas Baleares predominan las aguas duras.
Cabe destacar que hay dos tipos principales de aguas duras. Así, en el caso de aquella donde predominan los carbonatos y bicarbonatos de calcio y magnesio, se le llama agua dura temporal. Estas sales tienden a precipitarse cuando el agua se calienta, por lo que esta pierde su dureza al hervir.
En contraparte, el agua dura permanente es aquella que no pierde su dureza al hervir. Esto se debe a que su dureza es otorgada por las sales de sulfatos, cloruros y nitratos de calcio y magnesio, las cuales no se precipitan a altas temperaturas.
¿Cómo influye la dureza del agua en el lavado de la ropa?
El jabón típico que empleamos en el lavado de nuestras prendas está formado por sales de sodio o potasio de ácidos grasos de cadena larga. Estas son efectivas debido a que una parte de ella es capaz de atraer a las grasas y aceites presentes en la ropa, mientras que otra parte permite que la suciedad atraída se disuelva en el agua.
La química tiene mucho que decirnos sobre la efectividad del lavado según se emplee agua dura o blanda y un jabón típico. Cuando este último se mezcla con agua dura, se forman sales de calcio y magnesio de ácidos grasos, que resultan insolubles en el agua. Entonces, las sales del jabón pierden su capacidad disolvente y, con ello, la eficiencia del lavado.
Otro inconveniente que deberás enfrentar con el agua dura y los jabones comunes es el aumento de la duración y número de ciclos de lavado, lo que significará mayor consumo energético. Pasará en este caso algo similar a lo que ocurre cuando usas un jabón de baño para tu aseo personal y empleas aguas duras: ¡costará mucho quitar el jabón!
Agua dura o blanda, ¿cuál jabón emplear?
Básicamente, con agua blanda puedes utilizar cualquier tipo de jabón, siempre y cuando lo hagas usando la cantidad apropiada. En particular, puedes usar detergentes suaves o ecológicos, lo que te permite disminuir la huella de carbono de tu hogar.
En el caso del agua dura, sí debes tomar precauciones con el tipo de jabón que emplees para el lavado de tus prendas. Si usas un jabón tradicional o suave, no solo no obtendrás una calidad óptima de lavado, sino que acortarás la vida útil de tu lavadora por la acumulación de sarro.
Tu mejor opción para el lavado con agua dura son los detergentes sintéticos. Estos poseen agentes quelantes, que se encargan de reaccionar con las sales disueltas en el agua antes que estas lo hagan con el jabón. También puedes emplear la combinación de suavizante o bórax con jabón convencional, ya que dichos productos son agentes quelantes.