Ha nacido un nuevo concepto, el de bibliotecas de herramientas. ¿Por y para qué? Hoy, vivimos en un mundo cada vez más conscientes de la gran necesidad de dejar esta obsesión por consumir, obsesión por generar más y más desperdicios que no solo contaminan el medio en el que vivimos, sino que no nos hacen ningún bien a nivel mental. Queremos más y más, queremos llenar ese vacío con cosas que nunca conseguirán llenarlo.
Son las llamadas objetotecas, que es una herramienta no solo para transformar la humanidad, sino también la economía y el medio ambiente. Son espacios que permiten acceder de manera temporal a los objetos de uso esporádico. Así es como se va a intentar evitar compras innecesarias y fomentar el aprovechamiento de los recursos.
¿Qué son las bibliotecas de herramientas?
Una biblioteca de herramientas o objetoteca es un lugar donde se prestan cosas prácticas. Por ejemplo, herramientas, aparatos electrónicos, juguetes, instrumentos musicales o incluso material deportivo. Aunque el concepto recuerda a una biblioteca tradicional, su alcance va mucho más allá de los simples libros o películas. Es el hecho de compartir bienes que son caros y se usan poco, pero que suelen ocupar un espacio importante dentro de la casa. Desde cámaras GoPro hasta máquinas de limpieza, cañas de pescar… Un mundo.
Es una práctica que se enmarca dentro de la economía circular y la economía colaborativa. Es decir, en lugar de comprar algo que se usará en verdad una o dos veces, se puede pedir, usarlo y devolverlo, como un libro.
Un modelo que crece en todo el mundo
Este concepto se ha popularizado cada vez más. ¿Cuándo y cómo comenzó? Lo hizo hace más de 10 años, en el año 2014 en Londres, inspirado en la Biblioteca de Herramientas de Toronto.
Hoy hay miles de bibliotecas de este tipo repartidas en todo el mundo, muchas inspiradas en las típicas bibliotecas públicas. Por ejemplo, en Music Broth en Escocia hay más de 3.000 instrumentos musicales disponibles para préstamo. En España, destaca la iniciativa de la Comarca de La Litera, que ha lanzado su propia “Biblioteca de las Cosas” en Binéfar.
Diversidad de colecciones y usos
No solo hay muchas y muy variadas colecciones. Este tipo de bibliotecas también tiene una fuerte corriente educativa y social. Muchas de ellas incluyen algunos kits científicos para estudiantes de música, materiales para manualidades o aparatos de medición para conseguir mejorar la eficiencia energética dentro y fuera del hogar.
Otras colecciones están totalmente centradas en el ocio y en el entretenimiento: desde equipos de camping hasta disfraces de Navidad. Todo lo que te puedas imaginar es posible en una de estas bibliotecas.
También hay muchos objetos para eventos sociales como máquinas de karaoke, fuentes de chocolate o proyectores. Todo ello contribuye a democratizar el acceso a experiencias que, de otro modo, estarían fuera del alcance de muchas personas.
Más allá del ahorro: impacto social y ambiental
El valor de este tipo de iniciativas va mucho más allá del hecho de ahorrar. Este tipo de espacios son capaces de fortalecer la cohesión social. Además de fomentar la solidaridad entre los vecinos y promover el conocimiento mediante talleres y actividades. Dentro del plano ambiental, ayudan a disminuir el consumo, cada vez más creciente, de recursos naturales.
Además, las objetotecas encajan con los principios de las políticas de desarrollo sostenible: consumo responsable, acción por el clima, educación de calidad, así como reducción de desigualdades y comunidades mucho más resilientes.
La Biblioteca de las Cosas no es solo una solución; es también una metáfora del cambio de paradigma hacia una sociedad que valora compartir más que poseer.