La habilidad de los financistas para monetizar cualquier oportunidad parece no tener límites. Por ello, no dejan pasar bajo la mesa el hecho de que el cambio climático es una preocupación generalizada, para comercializar con ello. Se trata de los mercados voluntarios de removals, que permiten vender el derecho a decir que se ha capturado una tonelada de CO₂.
El sistema financiero busca apuntalar económicamente las iniciativas dirigidas a lograr un futuro más sostenible. Estas son las finanzas verdes. Se dirige a propuestas que prometen un impacto positivo medible en el medio ambiente. Eso sí, sin motivaciones altruistas, siempre buscando la rentabilidad.
Para algunos, las finanzas verdes derivan de la toma de conciencia de los accionistas. Para otros, es simplemente una estrategia de marketing que busca lavar la imagen depredadora del medio ambiente que presentan las empresas. Otros tantos opinan que es simplemente un instrumento más, de los muchos y variados presentes en el mercado de valores.
Mercados voluntarios de removals
Hay plataformas de intercambio en las que se ceden y adquieren créditos de carbono voluntarios: estos son los mercados de removals. Los créditos allí comercializados son certificados que validan la remoción de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera.
Los mercados voluntarios de removals son aquellos donde se comercializan bonos no obligatorios ni regulados por las leyes gubernamentales. Entonces, el término voluntario implica que estos bonos están impulsados por iniciativas propias, y por ello no impuestas, en pro de reducir la huella de carbono.
Hay dos cosas importantes que aclarar sobre los mercados voluntarios de removals. La primera de las iniciativas es que deben garantizar la captura prolongada del carbono. Es decir, que el CO2 sea retirado por un periodo muy largo de la atmósfera. Luego, no valen iniciativas como la siembra de árboles que en menos de una década expulsarán lo capturado en un gran incendio.
La segunda es que los certificados deben ser validados y verificados por organizaciones independientes. Y estas deben velar porque la eliminación de carbono sea real, medible y permanente. Pero, en la práctica, estas organizaciones han sido acusadas de ser muy laxas o tener criterios un tanto permisibles.
Como si fuese poco lo anterior para pintar de gris el panorama de los mercados voluntarios de removals, lo siguiente le añadirá un tono más oscuro. Se les acusa de ser un instrumento que les permite a las grandes empresas seguir contaminando con gases de efecto invernadero, a costa del trabajo de otros. Algo así como si yo contamino y tú no, contaminamos menos los dos. Razonamiento propio de gente con poder económico.
Cómo vender créditos de carbono de captura prolongada
Si tienes una empresa y deseas incursionar en este mercado, debes iniciar ejecutando un proyecto que elimine dióxido de carbono de la atmósfera y asegure su almacenamiento a largo plazo. Puedes elegir entre proyectos basados en la naturaleza o en la tecnología.
Luego debes cuantificar, de forma rigurosa y transparente, la huella de carbono que estás eliminando con tu iniciativa. Acá requieres emplear metodologías científicamente probadas para estimar las remociones de carbono. E implementan sistemas de monitoreo para evaluar su progreso en el tiempo.
Por último, debes acudir a un organismo reconocido, como Verra o Gold Standard, para que certifique tu proyecto. Y, si todo sale bien, ya con los créditos en mano, podrá comercializarlos en alguno de los mercados voluntarios de removals.
La venta de créditos de carbono de captura prolongada te permitirá recuperar parte de la inversión que dedicaste al proyecto. Aunque un premio mayor es el hecho de que habrás participado activamente en la lucha contra el cambio climático.
Eso sí, deberás vivir con el hecho de que el comprador probablemente revertirá el CO2 que con esfuerzo capturaste, en alguna otra parte del planeta. Y lo hará en nombre del crédito que le vendiste. Como dijo el personaje del coronel Nicholson en el filme El puente sobre el río Kwai, “locura, locura”.
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