Los coches híbridos enchufables fueron presentados como vehículos innovadores y ecológicos capaces de reducir las emisiones y la dependencia de los combustibles fósiles. Sin embargo, recientes estudios revelan que estos vehículos están generando mucha más contaminación que la que ofrecían sus fabricantes. A continuación, analizaremos las causas de esa discrepancia y sus implicaciones en las futuras homologaciones para los vehículos eléctricos híbridos.
Los coches híbridos enchufables o PHEV (siglas de Plug-in Hybrid Electric Vehicle) poseen baterías de mayor capacidad que se recargan enchufando a la red eléctrica. Pueden funcionar tanto con electricidad como con gasolina, ofreciendo una mayor flexibilidad y eficiencia que los vehículos puramente eléctricos o de combustión interna.
¿Por qué los coches híbridos enchufables contaminan más de lo esperado?
Los coches híbridos enchufables están concebidos para funcionar principalmente en modo eléctrico en recorridos cortos, recargando la batería en casa o en estaciones de carga. El modo de combustión interna está pensado como un sistema de respaldo que, en recorridos largos, permite evitar la recarga en puntos intermedios del trayecto. Y, por lo tanto, las estimaciones iniciales sobre el consumo de este tipo de vehículo se hicieron basadas en estas consideraciones.
La principal razón detrás de este desfase entre las estimaciones y la realidad se encuentra en la forma real en que lo conducen sus propietarios. Muchos conductores no los cargan con regularidad, optando por utilizar el motor de combustión interna para la mayoría de sus desplazamientos. Esto invalida en gran medida los beneficios ambientales que los PHEV inicialmente ofrecían.
Por otra parte, los ciclos de homologación utilizados para medir el consumo y las emisiones de los vehículos eléctricos híbridos resultan poco realistas. Se realizan en condiciones de laboratorio que no reflejan las condiciones de manejo del mundo real, tales como el tráfico y el clima. Y tampoco como las costumbres y los estilos de conducción influyen significativamente en el consumo de combustible.
A manera de ejemplo, un BMW M5 de 727 CV homologa un consumo medio de tan sólo 1,4 litros de gasolina por cada 100 km. Salta de vista entonces que la homologación de los consumos de los híbridos enchufables es, al menos en este caso, optimista.
¿Cuáles son las consecuencias del mayor consumo de los coches híbridos enchufables?
La principal afectada por la situación relatada es la credibilidad de la industria automotriz; su estimación de rendimiento fue, cuanto menos, demasiado optimista. Esta situación ha generado una crisis de confianza en la industria automotriz europea.
Un mayor consumo de combustible implica un incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes locales. Y la principal promesa de los PHEV era reducir el consumo de combustible y, por tanto, ahorrar dinero a los usuarios. Sin embargo, la práctica ha demostrado que un uso inadecuado de estos vehículos puede anular uno y otro beneficio.
A principios del 2025 entró en vigencia la norma Euro 6e bis FCM, que indica el nuevo protocolo de homologación aplicable a los modelos PHEV. Esta normativa propone una metodología más representativa de las condiciones de conducción reales. Por ejemplo, la distancia de prueba se ha aumentado (de 800 km a 2.200 km) con una mayor proporción de conducción con la batería vacía. Además, se han ampliado los rangos de temperatura (normal y crítica) durante las pruebas.
En conclusión, los coches híbridos enchufables captan actualmente la atención de los usuarios y reguladores europeos. En caso de no cumplir la nueva normativa en términos de reducción de emisiones, ¿cuál es la estrategia a seguir? ¿Acaso ralentizar la adopción de vehículos eléctricos puros, como ya proponen algunas empresas automotrices? ¿O establecer incentivos fiscales más favorables para los vehículos eléctricos puros y menos beneficiosos para los PHEV?