Los mosquitos representan un grave problema de salud pública, ya que transmiten enfermedades como el dengue, el zika, la malaria y la fiebre amarilla. Además, pueden transferir enfermedades como la encefalitis equina, la fiebre del Valle del Rift y diversas enfermedades virales a los animales de granja. Para mitigar sus efectos nocivos, un grupo de científicos ha desarrollado la técnica del macho tóxico para el control de plaga de mosquitos.
La comprensión científica del papel en la propagación de enfermedades a animales y humanos es relativamente reciente. Fue a finales del siglo XIX que el médico británico Ross identificó al mosquito Anopheles como el vector de la malaria. Y a principios del siglo XX, durante la construcción del Canal de Panamá, el médico estadounidense Gorgas implementó el primer control a gran escala de mosquitos con uso de insecticidas.
Los pesticidas se convirtieron en la solución más eficiente para el control de la plaga de mosquitos, permitiendo el desarrollo agropecuario en muchas regiones tropicales. Sin embargo, a finales del pasado siglo se comenzó a notar una disminución en su eficiencia. Además de causar daños a los ecosistemas, afectando especies no objetivo, los mosquitos desarrollaron resistencia a los insecticidas.
Entonces surgió una nueva estrategia, que se sigue implementando hasta nuestros días: el biocontrol poblacional. Esto consiste en liberar en el ecosistema de los mosquitos una numerosa cantidad de machos previamente esterilizados para que se apareen con las hembras salvajes. De esta forma se disminuye la tasa de natalidad de los mosquitos, y con ello, su población.
¿En qué consiste la técnica del macho tóxico para el control de plaga de mosquitos?
La técnica del macho tóxico radica en modificar genéticamente a los machos de determinadas especies de mosquitos para que generen determinadas sustancias tóxicas. Una vez apareados, el macho transmite a la hembra dichas sustancias, las cuales tienen el efecto de acortar su vida, interrumpiendo el ciclo reproductivo.
Entre las sustancias que pueden emplearse en esta técnica de control poblacional están los venenos de arañas o de anémonas de mar. Una vez modificados genéticamente, los machos generarán esta sustancia en su esperma, la cual transmitirán a las hembras durante su apareamiento. Y dicho veneno actuará tanto en los huevos como en las hembras, acortando su esperanza de vida.
Ventajas de la técnica del macho tóxico
La principal ventaja de este método de modificación genética es que solo afecta a una especie específica de mosquito, sin causar daño a otros insectos. Esto implica un impacto ambiental extremadamente reducido, en comparación con los métodos de control que emplean pesticidas químicos. Es decir, es una técnica de control ambientalmente amigable.
Aunque el método aún está en estudio y no se han hecho pruebas en campo, las proyecciones indican que puede ser muy efectivo. Experimentos realizados con moscas de la fruta demostraron que las hembras apareadas con machos modificados tenían una esperanza de vida entre un 37 y un 64 por ciento más corta. Y modelos informáticos predicen que al aplicar esta técnica a una población de Aedes aegypti, transmisor del dengue y el zika, podría disminuir entre un 40% y 60% la tasa de alimentación de sangre.
Aunque la técnica del macho tóxico presenta un gran potencial, aún existen desafíos que deben abordarse. En primer lugar, como ya ocurrió con el uso de los insecticidas, los mosquitos podrían desarrollar resistencia a las sustancias tóxicas. Las hembras que sobrevivan transmitirán su resistencia a las generaciones futura, haciendo menos efectivo el método.
Por otra parte, la producción a gran escala de mosquitos modificados puede ser costosa y logísticamente complicada de aplicar. Y los espacios liberados con esta técnica pueden ser recolonizados en pocos años por otras poblaciones no tratadas.
En conclusión, la técnica del macho tóxico para el control de plaga de mosquitos representa un avance significativo en la lucha contra las enfermedades transmitidas por mosquitos. Sin embargo, es transcendental seguir investigando y desarrollando esta técnica para mejorar su eficacia y garantizar su seguridad.