La inteligencia artificial tiene el potencial de ser una herramienta poderosa en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental. Sin embargo, es crucial estar conscientes de su impacto negativo al ambiente y tomar medidas para mitigarlo.En este artículo exploramos el impacto ambiental de la IA, abordando tanto sus efectos positivos como los negativos.
El positivo impacto ambiental de la IA
La inteligencia artificial ofrece un amplio abanico de oportunidades para impactar positivamente el medio ambiente. Las capacidades analíticas y predictivas que le caracteriza pueden optimizar el uso de recursos y reducir el impacto ambiental negativo en diversos sectores.
Uno de los campos donde la IA tiene mayor potencial para impactar positivamente es el energético. Con ella podemos predecir la demanda de energía y optimizar la distribución de electricidad, minimizando pérdidas y maximizando el uso de fuentes renovables. También permite analizar datos meteorológicos y patrones climáticos para predecir la producción de energía solar, hidráulica y eólica, optimizando su integración a la red eléctrica.
Otro impacto ambiental de la IA que resulta positivo es en la agricultura, donde esta permite mejorar su eficiencia al analizar datos del suelo, clima y cultivos para optimizar el uso de fertilizantes, agua y pesticidas. Igualmente, puede analizar datos genéticos y ambientales para identificar variedades de cultivos más resistentes a condiciones climáticas adversas como sequías, inundaciones y altas temperaturas. Y analizar imágenes de plantas y datos de sensores para identificar enfermedades y plagas en sus primeras etapas, permitiendo tomar las medidas apropiadas antes que se afecte todo el cultivo.
En la planificación del transporte, la inteligencia artificial puede analizar datos de tráfico, condiciones climáticas y otros factores en tiempo real para gestionar el tráfico e identificar las rutas más eficientes. Además, tiene la capacidad de analizar datos y patrones de movilidad para ayudar a los planificadores urbanos a diseñar ciudades más eficientes y sostenibles.
Pero el principal impacto que se espera generará la IA en nuestra movilidad es el desarrollo de vehículos autónomos. Dichos vehículos pueden conducir de manera más eficiente que los humanos, optimizando la aceleración, el frenado y la velocidad para reducir el consumo de combustible y las emisiones. Y se espera que los vehículos autónomos reduzcan el número de accidentes, lo que a su vez disminuirá la congestión y el consumo de combustible.
El negativo impacto ambiental de la IA
Lamentablemente, no todo el impacto ambiental de la IA esperado será positivo, ya que su implementación también conlleva a situaciones indeseadas. Al menos por los momentos, el desarrollo y uso de la IA requieren grandes cantidades de energía y recursos, lo que contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero y al agotamiento de recursos naturales.
El entrenamiento de modelos de IA complejos requiere grandes cantidades de energía, lo que genera emisiones de carbono. Se estima que el entrenamiento de un solo modelo de IA puede generar hasta 284 toneladas de CO2, equivalente a las emisiones de cinco automóviles durante su vida útil. Sin embargo, algunos nuevos modelos de lenguaje grande como DeepSeek requieren una fracción de esta energía para su entrenamiento, por lo que se espera que la demanda energética requeridas por otras IA disminuya en los próximos años.
Por otra parte, la producción de hardware para IA, como servidores y dispositivos, genera residuos electrónicos que contaminan el medio ambiente. Estos residuos contienen metales pesados y sustancias tóxicas que pueden filtrarse al suelo y al agua. Este impacto ambiental de la IA pernicioso se potencia por el hecho de que estos componentes poseen una vida útil muy corta, es decir, pasan a ser obsolescentes en poco tiempo.
La inteligencia artificial también tiene una huella de carbono indirecta, ya que su uso puede fomentar el consumo de energía en otros sectores. Por ejemplo, puede utilizarse para optimizar la producción de bienes de consumo, lo que puede aumentar el consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero.
Imagen cortesía de Wikimedia.
Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/bd/Cement_works.jpg