Desde tiempos inmemorables, la idea de capturar la energía de las tormentas eléctricas lleva rondando la cabeza de los humanos. El poder energético del rayo fue apreciado incluso antes del desarrollo de nuestra ciencia, a tal punto que en las antiguas mitologías estuvo asociado con los dioses de mayor dominio. La pregunta es: ¿podemos aprovechar algún día en el futuro esta fuente de energía?
Las tormentas eléctricas son fenómenos naturales impresionantes, capaces de liberar cantidades colosales de energía en cuestión de segundos. Un rayo puede liberar 10 mil millones de julios de energía, lo que es suficiente para abastecer el consumo eléctrico por unos nueve meses de una vivienda promedio en España. Con esta energía, un coche eléctrico promedio podría recorrer unos 16.000 km.
Considerando que hay zonas de nuestro planeta en las que en un año caen en promedio unos 70 rayos por km2, te puedes preguntar: ¿Por qué no se aprovecha esta fuente de energía? La respuesta es simple: esta energía es muy difícil de controlar y almacenar.
Existen muchos desafíos técnicos y económicos que superar si se desea aprovechar la energía de las tormentas eléctricas. Estos representan los obstáculos que por ahora impiden la factibilidad de la explotación de esta fuente de energía.
Uno de los principales desafíos es la imprevisibilidad de las tormentas, que nos impide conocer cuándo y dónde caerán los rayos. Este hecho dificulta la planificación y el diseño de sistemas de captación de esta posible fuente de energía.
Desafíos del aprovechamiento de la energía de las tormentas eléctricas
Otro desafío los representa la potencia que posee el rayo: puede alcanzar picos de corriente de hasta 200.000 amperios y tensiones de cientos de millones de voltios. Simplemente, no disponemos de tecnología económicamente factible para el manejo y almacenamiento capaz de soportar dichos picos sin dañarse. Es decir, la construcción y el mantenimiento de sistemas de captación de energía de rayos no existen o resultan muy costosos.
Y, por último, se precisan inversores capaces de manipular la alta tensión y corriente de la descarga del rayo y convertirla en corriente alterna de calidad para la red eléctrica. Estos inversores deben ser robustos y confiables para soportar las condiciones extremas a las que estarán sometidos. Luego, la corriente generada debe sincronizarse con la frecuencia y la fase de la red eléctrica antes de poder inyectarse a la red.
Ideas ingeniosas para aprovechar la energía de las tormentas eléctricas
Si bien resulta muy difícil captar la energía de las tormentas eléctricas a nivel del suelo, se han propuesto varias ideas para obtenerla en la atmósfera.
La primera consiste en construir una torre de gran altura, para aumentar la probabilidad de que los rayos la impacten durante las tormentas. Esta estructura estaría adecuadamente equipada con pararrayos y sistemas de almacenamiento de energía. Cuando un rayo cae, la energía se canaliza y se almacena en baterías o supercondensadores. Cabe destacar que no toda la energía del rayo sería aprovechada; parte de ella se desviaría a tierra a través de un sistema de conexión, como medida de protección del equipamiento utilizado.
La segunda alternativa parece sacada de una futurística novela de ciencia ficción. Algunos científicos han sugerido emplear satélites para capturar la energía de las tormentas en la atmósfera superior y transmitirla a la Tierra mediante microondas. Sin dudas, esta es una opción que aún requiere mucho desarrollo tecnológico antes de que se pueda materializar.
La energía de las tormentas eléctricas es un recurso natural fascinante y, a la vez, desafiante. Quién sabe, quizás en un futuro no muy lejano, podamos aprovechar esta fuente de energía para alimentar nuestros hogares y ciudades.
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