La producción de alimentos en territorios urbanos y periurbanos, conocida como agricultura urbana, hoy se presenta como una tendencia innovadora. Pero la realidad es que ella nos acompaña desde el mismo inicio de nuestra civilización, en Mesopotamia y Egipto. Y durante las dos guerras mundiales del pasado siglo, esta práctica permitió la supervivencia de muchos ciudadanos envueltos en dichos conflictos.
La agricultura urbana se presenta como una opción para transformar tanto nuestro entorno urbano como la forma en que nos alimentamos. Los huertos en balcones y azoteas, la agricultura vertical y la explotación agrícola de los espacios urbanos por parte de las comunidades reflejan la adaptación de esta antigua técnica a los tiempos modernos. Vivir en una ciudad ecológica y verde que además produzca parte de los alimentos demandados por sus habitantes no es ya una utopía en algunos lugares del mundo.
La agricultura urbana, una solución sustentable
Un gran porcentaje de los ciudadanos no expertos en el tema suelen cuestionar la sustentabilidad en el tiempo de la producción de alimentos en los espacios urbanos y periurbanos. Esto debido a que ignoran que existen iniciativas en diferentes ciudades del mundo que demuestran que la agricultura urbana es sustentable, siempre que se aborde de forma integral. Ejemplos como los de La Habana – Cuba, Detroit – Estados Unidos y los Huertos Comunitarios en varias ciudades de España dan fe de la sustentabilidad de esta práctica.
Los éxitos obtenidos por la agricultura en la ciudad en diferentes partes del mundo nos indican que esta puede ser una alternativa permanente, siempre que cuente con el apoyo de las autoridades. Esta participación es necesaria para promoverla, regularla y en el impulso de creación de las redes de practicantes.
La experiencia en la implantación de la agricultura urbana marca que su éxito suele relacionarse con la creación de las llamadas redes de agricultores urbanos. Estas son asociaciones de personas y organizaciones dedicadas a la actividad agrícola en las ciudades y pueblos, que colaboran para lograr sus objetivos comunes. Un ejemplo de estas es la Red de Huertos Urbanos de Madrid, creada con el objetivo de compartir conocimientos, experiencias e insumos entre los agricultores urbanos de la capital de España.
Importancia de la agricultura urbana
Quienes vivimos en una ciudad solemos pasar por alto lo insignificante que resulta nuestra soberanía alimentaria. Estamos acostumbrados a dirigirnos a uno de los muchos supermercados de nuestra urbe, y allí compramos los alimentos que requerimos. Sin embargo, cualquier evento que implique la interrupción de la cadena de suministro de nuestra ciudad significará un rápido desabastecimiento de los productos alimenticios que requerimos para nuestra subsistencia.
Lo anterior queda reflejado cuando ocurren en las ciudades catástrofes naturales o creadas por nuestra especie, tales como terremotos, guerras o disturbios. Entonces, una vez agotadas las reservas de comida, los habitantes de las urbes tienden a desplazarse en masa hacia los campos, donde se producen los alimentos.
Cuando una ciudad o pueblo es afectado por cualquier calamidad, la diferencia entre que sus ciudadanos pasen o no hambre puede estar marcada por la ausencia o presencia de huertos urbanos. Por ello, la resiliencia de una ciudad al momento de enfrentar alguna catástrofe se potencia si en ella se desarrolla la agricultura urbana.
Por otra parte, no hay que olvidar que los sembradíos urbanos no solo captan CO2 del ambiente, sino que disminuyen la necesidad de transporte de alimentos desde grandes distancias. Y si la agricultura urbana se combina con el uso del compostaje, la disminución de la demanda de abonos químicos significaría igualmente una disminución en la huella de carbono generada por la ciudad.
Otra ventaja que nos ofrece la agricultura urbana es que puede simplificar el manejo de los desechos orgánicos generados en nuestras ciudades y pueblos. Estos desperdicios pueden incluso transformarse en el abono que necesitan dichos huertos, mediante la técnica del compostaje. Y, al prescindir del uso de abonos químicos, los productos agrícolas cosechados en la ciudad tendrán una calidad superior a los producidos agroindustrialmente.
Como puedes ver, la creación de espacios verdes en nuestras ciudades representa un aumento significativo de la calidad de vida de los ciudadanos. Mejor calidad del aire respirado, un paisaje urbano más ecológico y vecinos aprendiendo y trabajando juntos. Todo ello estableciendo un espacio urbano que propicia el buen vivir.
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