Hoy por hoy, la captura de carbono es una posible solución para hacer frente al conocido cambio climático. Pero hasta ahora esa captura de CO₂ ha tenido más de un problema por delante. No hace mucho, un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts ha desarrollado lo que para muchos, podría ser la solución.
El eterno dilema de la captura de CO₂
La captura directa de aire es un proceso largo. Un proceso que es capaz de extraer el CO₂ del aire directamente, sea cual sea su origen. Hoy, los sistemas tienen con esto un problema, y es que los compuestos químicos que capturan ese CO₂ correctamente no liberan el gas igual de bien y también ocurre al contrario. Esto se debe a que tanto capturar como liberar, requiere unas condiciones químicas que son opuestas. Es decir, lo que va bien para uno, va mal para el otro.
Lo que es una especie de “brecha” sigue siendo un gran problema para que la captura de ese CO₂ sea posible, al menos a gran escala. Y aquí es precisamente donde entran los investigadores del MIT, que han pensado en una manera de superar el reto con membranas de filtrado a nivel nanométrico. Así es como logran separar iones que están presentes en ambos procesos. Así que al final, consiguen mejorar la eficacia de los dos procesos. ¿Una revolución? Es posible.
El avance del MIT: Membranas nanoscópicas para separar iones
El sistema que ha desarrollado el equipo de MIT, usa las membranas que separan esos iones con una solución que está basada en sus cargas. El proceso se hace en el mismo líquido, algo que genera una interferencia en los iones que se necesitan para los dos procesos o etapas. Ese enfoque separa los iones de hidróxido y carbonato, fundamentales para los dos procesos en sí. Y es que, al separarlos, mejora la eficiencia y el sistema funciona “a toda mecha”. Según las estimaciones, el precio de captura de CO₂ podría reducirse de unos 600 dólares por tonelada a aproximadamente 450 dólares. Y esto, para las cantidades manejadas, es mucho dinero.
Implicaciones económicas y ambientales
El avance del MIT tiene el potencial de cambiar la economía de la captura de carbono. Actualmente, el precio, de hecho, es uno de los principales obstáculos para su implementación comercial, más aún si se compara con otras tecnologías como las energías renovables. Para que la captura directa de aire sea viable (en términos de dinero), los precios deben reducirse mucho aún, algo que este nuevo enfoque podría lograr.
La reducción de esos precios también podría abrir el mercado de créditos de carbono. Las empresas que capturan CO₂ pueden vender los créditos a otras industrias, que los utilizan para compensar sus propias emisiones de gases. El mercado ya está en total expansión, con empresas dispuestas a pagar hasta 500 dólares por tonelada de CO₂ capturada.
Mirando al futuro: un camino hacia un mundo de posibilidades.
El trabajo de los investigadores del MIT marca un paso. Un paso importante en la viabilidad económica de capturar CO₂. Aunque la tecnología aún está en sus primeras etapas, los resultados son como pocos, factibles y esperanzadores. Algo que ya es mucho.
El siguiente paso será probar la tecnología y continuar perfeccionándola para que sea aún más eficiente. Además, el trabajo conjunto con otras tecnologías, como la electrificación de procesos industriales, podría dar un enfoque más integral. Si el proceso de captura de carbono alcanza los 100 dólares por tonelada, como algunos predicen, podría ser algo factible no solo para unos pocos, sino para todo el mundo.
Con todo ello, el avance que se ha conseguido por los científicos del MIT puede ser un “cambio de juego” en la captura de CO₂, dando así una solución más eficiente, económica y escalable para reducir las emisiones de carbono y combatir el cambio climático en todo el planeta.