Actualmente, nuestras ciudades pagan un alto precio por la sostenibilidad de la aclimatación de sus ambientes: una altísima huella de carbono. Una forma más sostenible de realizar esta tarea es el district cooling con agua freática; es una novedosa propuesta que emplea el agua freática para enfriar las edificaciones. En las siguientes líneas te indicaremos cómo funciona esta ingeniosa solución para acondicionar el aire.
En las regiones con estaciones y en las zonas áridas, el calor se presenta como una fuerza dominante durante varios meses del año. En las últimas décadas, hemos usado para combatirlo sistemas de climatización tradicionales, que emplean electricidad y sustancias refrigerantes. Si bien esta solución originalmente nos funcionó, el calentamiento global nos ha obligado a pensar en su sostenibilidad.
El principal problema con la climatización tradicional es que emplea variados refrigerantes, todos ellos con una alta huella de carbono. Por ejemplo, el refrigerante R-404A cuadruplica la huella del dióxido de carbono. Incluso otros gases considerados en las nuevas tecnologías de refrigeración, como el propano y el mismo dióxido de carbono, tienen igualmente una alta huella.
Como si lo anterior fuese poco, estos sistemas consumen ingente cantidad de energía para su funcionamiento. Esto se traduce en un aumento de su huella de carbono indirecta.
District cooling con agua freática
El district cooling es una novedosa propuesta para realizar un acondicionamiento climático sustentable en nuestras ciudades. Consiste en ofrecer un servicio de agua fría a través de una red, desde una planta centralizada hasta múltiples edificios urbanos. Es decir, al igual que se hace con el servicio eléctrico, gas y agua potable, se centraliza el servicio.
El district cooling con agua freática es una propuesta en la que se emplea como medio refrigerante el agua freática, es decir, el agua atrapada en el subsuelo. Y se aprovecha así que esta fuente hídrica tiende a mantener una temperatura constante a lo largo del año.
El proceso es muy simple. El agua fría es bombeada a través de una red que alimenta a los intercambiadores de calor de las edificaciones, donde extrae el calor del aire. Luego, el agua ahora tibia retorna a la central, donde se devuelve al acuífero original. Allí, el calor se dispersa en el subsuelo, enfriando de nuevo el agua.
Desde el punto de vista energético, este sistema centralizado es mucho más eficiente que su contraparte de unidades individuales. La energía básicamente se usa para bombear el agua, y no para alimentar cientos de compresores en unidades individuales. Adicionalmente, el calor no es liberado al ambiente, como lo hacen las unidades convencionales, sino reconducido al subsuelo.
Por otra parte, en un district cooling con agua freática, el agua sustituye a los refrigerantes sintéticos, haciendo su uso innecesario. A manera de ejemplo, un sistema de district cooling en Toronto, Canadá, que funciona con las aguas profundas de un lago, ha evitado la liberación de 45,000 kg de CFCs.
¡El district cooling con agua subterránea es sostenibilidad con esteroides! Esta afirmación la basamos en que no solo disminuye el uso de la red eléctrica, sino que también elimina el uso de los peligrosos refrigerantes convencionales. Se obtiene así una importante disminución de la huella de carbono de la ciudad y se contribuye a los objetivos de sostenibilidad trazados para las décadas en curso.
Países como España, con sus fuertes veranos y sus enormes acuíferos subterráneos, pueden explotar con facilidad este sistema. Cuencas como las del Ebro y la del Júcar permiten aplicar esta solución en ciudades como Zaragoza, Albacete y Valencia, por nombrar unas pocas. Entonces, ¿por qué no aprovechar estos recursos naturales para hacer a estas ciudades más sustentables?
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